El rendimiento académico es definido por Puche
(1999) como un proceso multidisciplinario donde intervienen la cuantificación
y la cualificación del aprendizaje en el desarrollo cognitivo, afectivo y
actitudinal que demuestra el estudiante en la resolución de problemas asociado
al logro de los objetivos programáticos propuestos (p. 53). Asimismo, Carpio
(1999) lo define como un proceso técnico pedagógico que juzga los logros de
acuerdo con los objetivos de aprendizaje previstos, expresado como el resultado
del aprovechamiento académico en función de diferentes objetivos planteados
(p. 36).
Por su parte, Alves y Acevedo (1999), citado por
Sánchez y Pirela (2006), mencionan que este rendimiento es el resultado del
proceso de aprendizaje, a través del cual el docente en conjunto con el
estudiante, pueden determinar en que cantidad y calidad, el aprendizaje
facilitado, ha sido interiorizado por éste último (p. 81). En una situación de
aprendizaje en términos de logros, implica una modificación de la conducta del
estudiante, que obedece al crecimiento y a factores internos del individuo
(ibid.)
Asimismo, estos autores lo definen como el cambio
operado en la conducta del alumno en relación con sus conocimientos, destrezas
y habilidades que se expresan como resultado sistemático de un proceso de
aprendizaje en un conjunto de asignaturas integrales de un programa de estudio,
y que se manifiesta de manera operacional por medio de una escala de
calificaciones.
En Venezuela ,la Ley Orgánica de Educación (1980)
en su Art. 106 del Reglamento, contempla el rendimiento académico como el
progreso alcanzado por los alumnos en función de los objetivos programados
previstos. La calificación obtenida por el estudiante se expresa mediante un
número entero comprendido entre uno (1) y veinte (20), ambos inclusive, siendo
la calificación mínima aprobatoria de diez (10) puntos.
El rendimiento es cuantitativo y cualitativo. Se
entiende por rendimiento cuantitativo las calificaciones obtenidas por los
estudiantes y por cualitativo, los cambios de conducta en términos de acciones,
procesos y operaciones, en donde el alumno organiza las estructuras mentales
que le permitan desarrollar un pensamiento crítico, y así poder resolver
problemas y generar soluciones ante situaciones cambiantes (Cfr. Sánchez y
Pirela, 2006).
Para medir el rendimiento académico, se utiliza la
evaluación, que forma parte del proceso educativo, la cual debe ser continua,
integral y cooperativa, con el fin de determinar en qué medida se han alcanzado
los objetivos educacionales. Para ello se deben apreciar y registrar de manera
permanente, mediante procedimientos apropiados el rendimiento del educando,
tomando en cuenta los factores que integran su personalidad, valorando así
mismo, la actuación del educador y los elementos que conforman dicho proceso
(Art. 89).
Se establece que la evaluación debe ser continua,
porque se realiza en diferentes fases y operaciones sucesivas que se cumplen
antes, durante y al final de las acciones educativas; integral, ya que se deben
tomar en cuenta los rasgos relevantes de la personalidad del alumno y los
factores que intervienen en el proceso de aprendizaje y cooperativa, ya que
permitirá la participación de quienes intervienen en el proceso educativo.
Por lo tanto, la evaluación es un proceso
permanente dirigido a identificar y analizar tanto las potencialidades para el
aprendizaje, los valores, los intereses y las actitudes del alumno para
estimular su desarrollo, como aquellos aspectos que requieren ser corregidos o
reorientados. Además, debe permitir apreciar y registrar en forma cualitativa y
cuantitativa, el progreso del aprendizaje del alumno, en función de los
objetivos programáticos para efectos de orientación y promoción, conforme a lo
dispuesto en el reglamento de la Ley Orgánica de Educación y las resoluciones
correspondientes a cada nivel y modalidad del sistema educativo. De esta forma,
es relevante determinar en qué forma influyen en el rendimiento académico los
diferentes factores que intervienen en el proceso educativo, para reforzar los
que inciden favorablemente y adoptar los correctivos necesarios, en los
disfuncionales. Así, la evaluación es un aspecto importante en el proceso de
enseñanza aprendizaje, ya que facilita una visión del rendimiento académico de
manera integral y de la efectividad de este proceso.
Sin lugar
a duda ,una de las dimensiones más importantes en el proceso de enseñanza aprendizaje
lo constituye el rendimiento académico del alumno. Cuando se trata de evaluar
el rendimiento académico y cómo mejorarlo, se analizan en mayor ó menor
grado los factores que pueden influir en él, generalmente se consideran,
entre otros, factores socioeconómicos , la amplitud
de los
programas de estudio, las metodologías de enseñanza utilizadas, la dificultad
de emplear una enseñanza personalizada, los conceptos previos que tienen
los alumnos, así como el nivel de pensamiento formal de los mismos.
(Benitez, Gimenez y Osicka, 2000). Jiménez
(2000) refiere
que “se puede tener una buena capacidad intelectual y una buenas aptitudes y
sin embargo no estar obteniendo un rendimiento adecuado ”, ante la
disyuntiva y con la perspectiva de que el rendimiento académico es un
fenómeno multifactorial es como iniciamos su abordaje. La complejidad del
rendimiento académico inicia desde su conceptualización, en ocasiones se le
denomina como aptitud escolar, desempeño académico ó rendimiento escolar, pero
generalmente las diferencias de concepto sólo se explican por cuestiones
semánticas, ya que generalmente, en los textos. la vida escolar y la
experiencia docente, son utilizadas como sinónimos.
Si
partimos de la definición de Jiménez (2000) la cual postula que el rendimiento
escolar es un “nivel de conocimientos demostrado en un área ó materia
comparado con la norma de edad y nivel académico ”, encontramos que el
rendimiento del alumno debería ser entendido a partir de sus procesos de
evaluación, sin embargo. la simple medición y/o evaluación de los
rendimientos
alcanzados
por los alumnos no provee por sí misma todas las pautas necesarias para la
acción destinada al mejoramiento de la calidad educativa.
En el
mejor de los casos, si pretendemos conceptualizar el rendimiento académico a
partir de su evaluación, es necesario considerar no solamente el desempeño
individual del estudiante sino la manera como es influido por el grupo de
pares, el aula ó el propio contexto educativo.
En este
sentido Cominetti y Ruiz (1997) en su estudio denominado Algunos factores del
rendimiento: las expectativas y el género, refieren que se necesita
conocer qué variables inciden ó explican el nivel de distribución de los
aprendizajes, los resultados de su investigación plantean que:
“Las
expectativas de familia, docentes y los mismos alumnos con relación a los
logros en el aprendizaje reviste especial interés porque pone al
descubierto el efecto de un conjunto de prejuicios, actitudes y conductas
que pueden resultar beneficiosos ó desventajosos en la tarea escolar y sus
resultados”, asimismo que: “el rendimiento de los alumnos es mejor, cuando
los maestros manifiestan que el nivel de desempeño y de comportamientos escolares
del grupo es adecuado
”.
Definitivamente
existe un conjunto de variables donde cabe mencionar : la evaluación escolar,
las calificaciones del alumno y el factor intelectual.
En cuanto al factor intelectual o
Inteligencia, Pizarro y Crespo (2000) sobre inteligencias múltiples y
aprendizajes escolares, en donde expresan que:
“la inteligencia humana no es una realidad
fácilmente identificable.Es un constructo utilizado para estimar , explicar ó
evaluar algunas diferencias conductuales entre las personas: éxitos / fracasos
académicos, modos de relacionarse con los demás, proyecciones de proyectos
de vida, desarrollo de talentos, notas educativas, resultados de test
cognitivos, etc. Los científicos, empero, no han podido ponerse muy de
acuerdo respecto a qué denominar una conducta
inteligente “.
Resulta
importante considerar otro tipo de variables, al margen de las calificaciones y
el nivel de inteligencia de los estudiantes, que aparentemente inciden en
el rendimiento académico y que valdría la pena mencionar.
En su
investigación sobre ‘Los insumos escolares en la educación secundaria y su
efecto sobre el rendimiento académico de los estudiantes’, Piñero y
Rodríguez (1998) postulan que:
“la
riqueza del contexto del estudiante (medida como nivel socioeconómico) tiene
efectos positivos sobre el rendimiento académico del mismo. Este resultado
confirma que la riqueza sociocultural del contexto (correlacionada con el
nivel socioeconómico, mas no limitada a él) incide positivamente sobre el
desempeño escolar de los estudiantes. Ello recalca la importancia de la
responsabilidad compartida entre la familia, la comunidad y la escuela en
el
proceso educativo”.
No se
puede hablar de rendimiento académico desligándose de la Motivación escolar .La
motivación escolar es un proceso general por el cual se inicia y dirige una
conducta hacia el logro de una meta.
“Este
proceso involucra variables tanto cognitivas como afectivas: cognitivas,
en
cuanto a
habilidades de pensamiento y conductas instrumentales para alcanzar las metas
propuestas;
afectivas,
en tanto comprende elementos como la autovaloración, autoconcepto, etc.“
Ambas
variables actúan en interacción a fin de complementarse y hacer eficiente
la motivación, proceso que va de la mano de otro, esencial dentro del
ámbito escolar: el aprendizaje.
El
rendimiento académico es un indicador de eficacia y calidad educativa. Las
manifestaciones
de fracaso como el bajo rendimiento académico, la repitencia y la
deserción,
expresan deficiencias . Las causas del fracaso estudiantil deben buscarse más
allá del estudiante mismo.
No es
éste el único responsable de su fracaso, lo es también la institución
educativa.En primer lugar, ha de tenerse claro, que el rendimiento académico
depende no sólo de las Variables que influyen en el rendimiento académico ,
sino de una serie de factores interrelacionados, tanto internos como externos
al estudiante. Está condicionado de manera significativa por las
características
personales
del estudiante, por variables de tipo académico, pedagógico, institucional, por
el entorno social, familiar y cultural, entre otros.
Seguidamente,
ha de considerarse la importancia del diagnóstico en educación como un mecanismo
de evaluación que permite identificar el estado real en que se encuentra el estudiante,
conocer sus competencias, deficiencias y carencias tanto de conocimientos como
culturales. Igualmente, ha de tenerse en cuenta, que el diagnóstico permite de
una parte, la prevención del fracaso y de otra, el “tratamiento” para combatir
el fracaso.
La
intervención educativa debe llevarse a cabo antes de que se haya
alcanzado
la situación de fracaso escolar. Esto supone que un enfoque preventivo
, de un
lado, identificar a los estudiantes en riesgo de fracaso escolar, y de
otro,
identificar las situaciones que conducen a que se presente o incremente este
riesgo.
Esto
quiere decir, que disminuir las tasas de deserción académica y de repitencia,
así como aumentar el nivel de aprovechamiento en los estudios, es posible si se
hace diagnóstico e intervención educativa, desde un enfoque de la prevención.
A continuación presentamos algunas variables que intervienen en el rendimiento
académico, que son a su vez los principales indicadores de riesgo de fracaso
escolar.
VARIABLES
SOCIOCULTURALES
-Origen sociocultural
-Nivel educativo del padre y de la madre
-Clima educativo familiar
-Integración social del estudiante
VARIABLES
INSTITUCIONALES
-Tipo y tamaño del centro
-Procesos de funcionamiento
-Políticas educativas
VARIABLES PEDAGOGICAS
-Expectativas y actitudes del profesor
-Formación y experiencia del profesor
-Personalidad del profesor
-Proceso didáctico
-Acompañamiento pedagógico
-Tamaño del grupo
-Clima de la clase
VARIABLES
COGNOSCITIVAS
-Aptitudes intelectuales
-Rendimiento académico previo
-Capacidades y habilidades básicas
-Estilos cognitivos
- Motivación
VARIABLES
ACTITUDINALES
-Responsabilidad hacia el aprendizaje
-Satisfacción
- Interés por los estudios
-Decisión ante los estudios
-Planeación del futuro
-Autoconcepto
-Habilidades sociales
Se hace mención especial en este artículo sobre el Autoconcepto.
Las
investigaciones sobre relaciones de causalidad entre autoconcepto y rendimiento
académico, confirman que estas variables se influyen mutuamente.
Según González R. y otros : el autoconcepto, designa el conjunto de percepciones
y creencias que una persona tiene sobre sí misma en diferentes áreas. En su
investigación con 597 estudiantes universitarios de La Coruña concluyen que el
autoconcepto académico influye directamente en el rendimiento, es decir, que la
creencia de que los resultados académicos se deben a factores internos
(capacidad y esfuerzo) y el percibirse como un estudiante competente, influyen
de forma directa, positiva y significativa sobre el rendimiento académico.
En cuanto al autoconcepto personal, Alvarez Rojo y otros (1999) en un
estudio con
estudiantes de la Universidad de Sevilla, afirman que el conocimiento de
sí mismo, en tanto que supone ser consciente de las propias posibilidades y
limitaciones, o del estilo y ritmo de trabajo personales, es considerado por
los estudiantes un elemento básico de cara a un buen trabajo en la universidad.
Los mismos autores consideran que otro factor importante para el éxito
académico es la autoestima, que implica no sólo un conocimiento de sí mismo sino
una confianza en sus propias capacidades. Así, una autoestima baja, puede un indicador
de riesgo de fracaso escolar.
Otra variable ampliamente estudiada ha sido, la relacionada con las
habilidades sociales.
Así, ser socialmente competentes, tener un comportamiento social
adecuado y disfrutar de cierta popularidad, se relaciona positivamente con el
rendimiento académico según los resultados de algunas investigaciones. Por una
parte, la interacción con el grupo de iguales aparece como una variable que
incide en el proceso de socialización y en la adquisición de competencias
sociales e intelectuales, y como tal puede incidir en el aprendizaje. Por otra parte
no puede descartarse que las habilidades sociales del sujeto influyen en el rendimiento
en tanto que inciden en las percepciones que los profesores tienen de
aquél (Pelechano,1985, Elliot y otros, 1989; Fullana, 1998, Galand B. 2004).
Alvarez Rojo y otros (1999), afirman que la educación implica la
existencia de
grupos de estudiantes que comparten espacios, horarios, profesores y
experiencias formativas. En este sentido, las habilidades del estudiante para
desenvolverse en el medio social constituyen un factor importante de cara al
éxito en los estudios. Sin embargo todo debe estar orientado a ejercer una
acción preventiva , tomar en consideración los riesgos del fracaso académico,
teniendo en cuenta que existen ciertas variables de tipo estructural que son
difíciles de modificar a través de la intervención educativa (como las variables
socioculturales y demográficas). Es decir, que la intervención debe orientarse
hacia aquellas variables que son modificables a través de la acción
educativa como son las políticas educativas del centro y en general
todas las variables actitudinales y pedagógicas. Estos dispositivos pedagógicos
para evitar el bajo rendimiento académico, la deserción estudiantil y la
repitencia, han de responder a un análisis de detección de necesidades.
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